jueves, 10 de septiembre de 2015

Yemanjá Diosa del mar. Playa Ramirez . Montevideo. Uruguay. 2 de febrero de 2015




Yemanjá. Monumento que mira  al río en la Rambla de Montevideo. Foto: j.n.viana

Con algo de atraso, que en realidad nada cambia desde que bien sabemos que en realidad  todo pasa, publico esta entrada dedicada a la celebración de los días 2 de febrero : la fiesta de Yemanjá  Diosa del mar,  con tanto de pagana, plena de sincretismo religioso, fermental crisol en cuyo interior se procesan fantásticos entrecruces fértiles en  creencias, fruto y consecuencias  de enfrentamientos culturales de   data antigua , nos llegan  lentos y en pausados pasos desde los tiempos que al indio de la mano del padre Bartolomé De las Casas  se le descubrió alma y por lo tanto se le permitió penar ,  en tanto y en ecuación perversa comenzaba la infame trata de esclavos hacia estas tierras y   a la madre Africa se le quitaban por la fuerza del poder y de las armas,  miles y miles de hombres y mujeres de piel negra  , almas y cuerpos  sustitutos supuestos a aliviar de  sufrimiento a los pueblos nativos de este continente en un razonamiento que solamente en gran esfuerzo de tomar nota del escenario histórico y sus contextos, esquiva -con dificultad - tipificar el  genocidiio, aunque ni desde la mayor amplitud conceptual pueda evitarse al proceso de Conquista en un todo sus claras pretensiones y  consecuencias etnocidas.

Ahora que la conquista y la colonización , esa experiencia única e irrepetible  en lo que hace a nuestro planeta,  han quedado un tanto veladas en el conciente  de los americanos contemporáneos y alojadas menos en la racionalidad cotidiana como más en los recintos académicos, espacio calificado, pero muchas veces aséptico a la realidad, ricos escenarios donde la discusión embellece la teoría a riesgo de empobrecer muchas veces la cotidianeidad  , cuando nos cuesta percibirlas desde que nos cuesta, como también nos cuesta aceptarlo, pensar estas tierras llamadas América por sus conquistadores , como la matriz de culturas prodigiosas desde y en la  riqueza inconmensurable de sus manifestaciones e identificarnos en ellas pensamos que es hora de escudriñar en nosOtros, mirarnos y vernos, aceptarnos, construir en fin y definitivamente esa América multicultural que a veces nos mira como ajena desde los textos de historia y en las aulas .

A grosso modo, es desde esa matriz que hay posar la mirada  en Yemanjá y hacer que lo que vemos, pierda su carácter exótico y ajeno. En la diversidad cultural y desde ella, todos los americanos estamos contenidos en estas poderosas manifestaciones y todos a un modo u otro tenemos instalados en el espíritu,  nuestros ancestrales  seres sobrenaturales y fantásticos, divinos y diabólicos,  rondando alrededor de esos otros iguales que nos llegaron desde Oriente, cruzando el mar en los pequeños navíos intrépidos y ambiciosos del europeo.




Yemayá
Yemanjá, Iemanjá, Janaína, Estrela D'Alva.

Orisha del río


Dueña de la maternidad, pues fue la madre de la mayoría de los orishas y crió a los demás.

Representa la intelectualidad, la sabiduría y el carácter cambiante como el mar.

Adivina por excelencia.

Dueña también de las aguas y del mar, fuente de toda vida.

Su receptáculo es una sopera de cerámica de color azul o de tonalidades azulinas.

Lo que no debe faltar en su altar son remos, una corona, un timón, un barco, caballitos de mar, peces, conchas, corales, un sol, una luna, platos, un salvavidas y una llave.

Su número vibratorio es el 7 y sus múltiplos.

Su color es el azul y sus tonalidades.

Sus elekes más tradicionales se confeccionan intercalando siete cuentas azules, una azul ultramar y siete azul agua.

Se le ofrendan camarones, alcaparras, lechuga, huevos duros, tomate y acelga. Tamal de maíz envuelto en hojas de plátano, frijoles, cocadas, pescado entero, melón, sandías, papayas, uvas, peras, manzanas y naranjas.

Se le sacrifican carneros, gallinas, patos, palomas, codornices y gansos.

Sus ewes son lechuga, mejorana, mora, berro, prodigiosa, helecho, verdolaga, aguacate y ciruela.

Su imagen pagana se asocia con la Virgen de la Regla.

Es la diosa del agua, por esa tiene gran fuerza.

Ella vive en todas partes, aunque se cree que prefiere estar cerca del mar.

Es símbolo de la fecundidad, por eso cuando va a nacer un niño su imagen no puede faltar durante el parto.

Es la creadora de los ríos y le gusta salir de cacería.

Tiene un carácter fuerte y decidido, por ese motivo hay que tenerla contenta, pues si se le hace enojar ella puede provocar terribles desgracias. Pero regularmente se le imagina contenta y con muchas ganas de bailar.

Aunque puede ser muy mala, nunca comete injusticias.

Tomado de: Santería Milagrosa.





Yemanjá es una orisha originalmente de la religión yoruba (un gran grupo etno-lingüístico del oeste de África), la cual ha tomado un lugar prominente en muchas de las religiones afroamericanas. Los africanos provenientes del territorio yoruba (suroeste de Nigeria, Benín y Togo) trajeron a Yemayá/Yemojá y una variedad de otras deidades/energias naturales con ellos cuando llegaron a las costas de América como esclavos. Yemayá es el océano, la esencia de la maternidad y protectora de los recién nacidos, entre otras características.
En la mitología yoruba, Yemayá es la diosa madre; patrona de las mujeres, en especial de las mujeres embarazadas; y del rio Oshun. En algunas historias sus padres son Oduduwa y Obatala. Hay muchas historias acerca de como ella llegó a ser la madre de todos los Orishas. Estaba casada con Aganju y con él tuvo un hijo, Orunga y quince Orisha nacieron de ella además de este. Incluidos están Ogun, Oshun, Shopona y Shango. Otras historias proclaman que ella estuvo presente al principio del mundo y que todo lo que vive proviene de ella, incluido los Orishas. Tomado de wikipedia


Celebración a Yemanjá . Playa Ramirez . Montevideo. Uruguay.  2 de febrero de 2015
Fotografías a cargo del autor. j.n.viana
 Podría comenzar este breve ensayo, diciendo que acabo de llegar del mar y quizá... del cielo. Que allí en un escenario alucinado de colores, inninteligible desde la multidiversa humanidad allí conjuradas, conviviendo el místico devoto con el "arrebatador" haciéndo su depredación  en el gentío disperso y distraido; el creyente ingenuo con la mera abusiva credulidad; el siempre ingenioso mercado de ocasión y los turistas que parecen llevar integradas a sus cuerpos  cámaras ansiosas   saboreando el momento de volver y mostrar tales extravagancias , he visto  gente gemir, llorar, reir . Que he visto gente ser consolada y consolarse. Que he visto gente que dice y cree,  haber visto a Yemanjá y escuchado sus susurros  hecho canto en la cacofonía del mar .Que ha estado con ella. Que la ha sentido. Podría decir que he visto a las orillas de ese río como mar que es el Río de la Plata  a la altura que sus arenas inundan de playas doradas el sur del país y a su capital Montevideo convertir lo pagano  en sagrado... y viceversa.




La mae. foto: j.n.viana













Novia del mar. Foto: j.n.viana

Y más allá de alguna subjetividad propia a mi lejana relación con los libros cristianos , puedo también decir que he visto allí, algo no frecuente ni demasiado abundante en los tiempos que corren desde que Nietzche nos avisó de la muerte de Dios . He visto Fé. Mucha Fé. Simple, básica, desde los instintos otro que de la razón.
Cosa ésta que allí en la playa, en las ofrendas, en los rezos y en los bailes, en el desenfreno alucinado, en la fiesta pura de los sentidos, pura fiesta de lo simbólico ,  no ocupaba  a decir verdad ningún espacio privado desde que todo allí era público, por lo tanto no preocupaba a nadie.

La ofrenda. Foto: j.n.viana

    Mirando las diminutas barcas balancearse aturdidas en el fuerte ir y venir de las olas del río puesto bravo al viento, divinas en  sus colores de diosa blanco y azules,  , los veía ,  insignificantes y frágiles barquitos inasibles    tornarse intrépidos, arriesgados y audaces, cargando  tesoros que   botados al mar, morían cual cosas  y revivían en ofrendas. Entonces me di cuenta que estaba mirando, que había visto también la Esperanza. Puestos en el mar sin alma, a bordo y sobre las olas la adquirían.  Solamente esperan , solamente anhelan, que la Diosa, que Yemanjá,  dueña del mar,  dueña de su superficie y de sus honduras,  dueña de todo, del bien y del mal,   las acepte y entonces si ... consagrarse, escapar de la esclava  medida  humana  para  flotar libre y en gozo,  en una nueva dimensión solamente alcanzable  desde  la adoración. Solamente desde la veneración todo este universo adquiere intelegibilidad. Solamente así se realiza , se vuelve contradón y vierte en devolución su dulce paz en las almas devotas.

La Diosa recibe y el mar devuelve. Foto: j.n.viana

Mientras camino, en regreso  a las rutinas de la vida cotidiana, frío universo en donde mucha de estas emociones e ilusiones son desde largo tiempo extintas  y han quedado escoradas y abandonadas como quedarán, bien que se sabe,  las  frágiles barcas  ya  en poder de   la diosa espléndida lo ofrecido que desde ahora le pertenece , los  sueños  fantasías y esperanzas  , cuando el mar las devuelva a encallar en los roquedales. Me doy cuenta que  he visto gente, personas del común, Otros sufridos , erguidos en esperanzas, cargados y cansados en la frustración de  vidas incomunicadas , solitarias en la multitud,   almas  convertidas en bits y  humanidad virtual,  sentirse  en magia, sentirse bendecidas en la más profunda y mágica ritualización de su humanidad espléndida y su pensar simbólico excitándolo y dominando el todo .
        


Fe y esperanza. Foto: j.n.viana

Mate y termo. Las costumbres y las creencias religiosas comparten cultura. Foto: j.n.viana

















También hay espacio para lo prosaico. Venta de "churros" Foto: j.n.viana





Crencias, fé , alivio.   Foto: j.n.viana


Palabra santa






Fé.   Fotografía j.n.viana

















1 comentario:

  1. Julio,no voy a escribir sobre lo que tu tan bien lo haces,como desgranando maíz para la Diosa,lo sagrado y lo profano,lo intuitivo y lo simbólico,los dones y los contradones.Pero sí quiero subrayar en tus fotos,la belleza de esa novia del mar sentada en los bordes de su amor,la sandía flotando sobre la que alguna vez escribiré,un barquito pequeñísimo en el agua esperando su consagración y la inevitable fragilidad de otro ya encallado en las rocas,tan frágil como esa fe que dura un solo instante glorioso antes de occilar y caer. Muy hermoso.

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