miércoles, 27 de abril de 2011

Desde Salsipuedes a la eternidad

Breves reflexiones personales    

Hace pocos días se conmemoró en Uruguay  el episodio   conocido por el común de los uruguayos,  como la matanza de Salsipuedes. Hecho histórico, que no necesariamente y exclusivamente militar como se le ha tratado por mucho tiempo desde la historiografía oficialista,   que se toma y acepta como el suceso que marca el principio del   fin,  cultural y étnico,  de la últimas bandas   cazadoras originarias ocupantes de esta margen  de la Cuenca  del Plata .


Monumento en costas del  Salsipuedes Grande.Visita personal.  Foto Yael


Leyenda al pie del monumento. Visita personal. Foto Yael




Ampliación texto de leyenda al pie del monumento. Foto Yael

Ya  constituya  genocidio,  desde los pormenores del episodio militar en que  emboscados por una fuerza  de la cual no esperaban violencia,  finaliza en  la muerte   de la mayoría de sus caciques y  guerreros  , ya  miremos el etnocidio, que se expresa  pero no empieza ,  en el reparto discrecional  de las  mujeres y  niños indios  capturados en el evento,  que tampoco sería honesto intelectualmente sacar del contexto epocal,  lo cierto es   que luego de convivir varios siglos   con el europeo ,  que entre otros préstamos culturales  lo hace ecuestre, y jinete ya,  transforma radicalmente esta movilidad su forma de vivir ; con algo de su lenguaje y adquiridas muchas  de las  costumbres  y tecnología del hombre europeo, también converge en  aliado y baqueano en coyunturas históricas .

Los uruguayos u orientales , gentilicio este último,  con el cual muchos nos sentimos mejor identificados,   constituyentes por nacimiento de  pueblos trasplantados en esta parte del mundo, considerado entonces y hoy nuevo por el europeo, siempre en la ansiosa  búsqueda de  raices que nos sean propias  y de la identidad nunca encontrada, oteando con angustia existencial hacia el otro lado del océano, pretensiosos de ser blancos, temerosos del estigma indio y su primitivez , memoria etnocéntrica  construida desde lo  "sucio"  y "primitivo" a la comparación con la estética blanca,occidental y cristiana.

Basta leer a Zorrilla y su Tabaré para entender y entendernos los porque pensamos lo que pensamos y sentimos lo que no siempre expresamos con honestidad. No somos una sociedad que se identifique con sus ancestros indios.

Las conmemoraciones se desarrollaron "civilizadamente" es decir en cultura blanca,   escasa en  llantos y eximida de   alaridos dolorosos, sin mutilaciones  de luto, ni mucho menos, venganzas rituales ni sacrificios,  gobernantes y militantes, y algunos curiosos,  todos politicamente correctos en su correcto "deber ser".

También doy fé y presencia, que por lo menos a la noche la Plaza Cagancha o Libertad en Montevideo, reunía poco público debajo de la pancarta que anunciaba y denunciaba los 180 años transcurridos  desde el genocidio y eran pocas  y melancólicas las gargantas disponibles para corear tristes coplas de viejas penas indias.

Desde este mundo que acomoda  fácil y  cómodo sus culpas, esconde sus mezquindades e intereses y sepulta en olvido rapidamente los muertos y los horrores de la gente y pueblos "sin historia" ,no es algo sorprendente.  Como antropólogo, reflexiono y medito, viajo al pasado en un imposible estar allí, miro el presente y horripilo del futuro,  y desde su contexto,  siento que del choque cultural entre aquellos cazadores utilizando en sus estrategias de subsistencia y vida a la naturaleza  que desde su ethos consideraban  soberana e inalienable  pasando por el largo trajinar  del pensamiento  hecho síntesis en la cosmovisión del   conquistador primigenio y sus descendientes, atravesado  luego por los intereses de su propia subsistencia que enmarca a  los criollos posteriores,  en su propietarismo, en   su sociedad de acumulación y de consumo, los nativos,  no exclusivamente en estas tierras, no  tenían ya en el siglo XVIII chance alguna de mantener sus estilos de vivir, y  no la tuvieron.

Puede mirarse el tema desde muchísimos puntos de vista. No caeré en lamentos melancólicos a esta alturas del mundo global  absolutamente inútiles,  me limitaré a expresar mi sentir de que la especie toda, sigue sin resolver sus terribles contradicciones culturales y por ende la muerte de los que estorban sigue siendo, está en cada página de  los diarios del diario vivir, una solución que un día y otro se adoptan y pronto, solapadas en esta multitud varias veces billonaria que somos como población planetaria, pronto, como diario de ayer, se transforman en olvido, pero peor, sin dejar ni tan siquiera una lección, sino a aprender, por lo menos a estudiar.    Otras consideraciones quedan , lo admito, en el campo de la discusión y el análisis teórico. Nada salvó hasta hoy en el mundo entero a los pueblos conquistados.Siguen siendo como en el antes de los primeros imperios, los bárbaros.


  • Estas tierras y sus habitantes originarios vistos por  viajeros que por aquí anduvieron  entretenidos  en tareas y malos pasos varios  durante los tiempos de  conquista.  

  • La "Memoria" de Diego García(1526-1527) 
García había sido uno de los que  en 1516 llegaron al estuario del Plata con Juan Diaz de Solís en el viaje donde resultara éste a la postre muerto por los indios. 10 años más tarde regresa al mando de una flota armada por particulares, compitiendo en el descubrimiento  con Gaboto, a quién el gobierno español le encomendara y armara flota oficial a  descubrir el camino a las Molucas. Es éste un documento necesario de leer para comprender la época y sus personajes. Por supuesto que primero entre ellos a comprender, los habitantes legítimos por aquel entonces de todas estas tierras, los indios. Presentamos un minimo trozo del diario de viaje, tomado de la revista de la Sociedad Amigos de la Arqueología, tomo VII.                    
[...] A este punto llegó Sebastian Gaboto muerto de hambre. Mientras estuve yo allí, los indios le dieron de comer y cuanto había menester así él como su gente para el viaje, y cuando se quiso ir, o se iba, tomó cuatro hijos de los principales indios de allí y se los llevó a España, y tres de ellos están en poder del asistente de Sevilla; Gaboto echó a perder ese puerto que era el mejor y de la gente más buena que había en aquellas tierras, arrebatando en esa forma a los hijos principales de la isla [...]


    • Pero Lope de Souza. Diario de navegación. 1530-1532
      Viajeros visitantes del Uruguay. Revista de la Sociedad de Amigos de la Arqueología. Montevideo. 1953.

       […] La gente de esta tierra son hombres muy robustos y grandes, de rostro son muy feos, traen el cabello largo,algunos se horadan las narices, todos andan cubiertos de pieles, duermenten el campo donde les anochece, usan como arma una pelota de piedra del tamaño de una bala de un falcón y de ella sale un cordel de una braza y media de largo[…] No comen mas que carne y pescado, son muy tristes y la mayor parte del tiempo lloran. Cuando muere alguno de ellos según el parentesco, así se cortan los dedos: por cada pariente una articulación. Su habla es gutural como la de los moros. […] Si traían pescado o carne nos lo daban gratis y si les daban alguna mercadería no se alegraban […]
       

    • Rui Diaz de Guzman. 1544/1612. Argentina . Historia del descubrimiento, conquista y población del Río de la Plata. 

    • […] y el año 1519 Fernando Magallanes por órden de S.M. salió a descubrir el estrecho que de su nombre se dice Magallanes, para entrar en el mar del sur en busca de las islas Molucas […] el mismo año a último de marzo para el mediodía llegó a una bahía que está a 40º , haciendo allí una invernada y reconocido el Río de la Plata, fueron costeando lo que dista para el estrecho hasta 50 grados,  donde saltando en tierra siete arcabuceros, hallaron unos gigantes  de mostruosa magnitud  y  trayendo consigo tres de ellos, los llevaron a la nao, de donde se les huyeron dos […] y queriendo irse ( el restante) cargaron sobre el ocho o diez soldados, y tuvieron bien que hacer para atarle, de lo cual se disgustó tanto que no quiso comer , y de puro coraje murió. Tenía de altura trece pies, otros dicen que quince.   […] Este de Maldonado es buen puerto, y tiene en tierra firme una laguna de mucha pesquería. Corren toda esta isla los indios Charrúas de aquella costa, que una gente muy dispuesta y crecida, la cual no se susenta de otra cosa, que de caza y pescado. Son muy osados en el acometer y crueles en el pelear, y después muy humanos y piadosos con los cautivos. […]


      •  Ulrico Schmidl. Viaje al Río de la Plata (1534-1554) .
      • En Biblioteca Indiana: Viajes por América del Sur. Editorial Aguilar, Madrid,1962 
      • Capítulo VI. Río de la Plata y San Gabriel. Los Charrúas
      • En el día de Todos los Tres Reyes, en 1535 hemos desembarcado  en Río de la Plata; allí hemos encontrado un lugar de indios que se llaman los indios Charrúas, que son alrededor de dos mil hombres adultos.No tienen otra cosa que comer que pescado y carne. Habían abandonado el lugar y huido con sus mujeres e hijos de modo que no pudimos hallarlos. El puerto donde están los barcos se llama San Gabriel. Estos indios andan desnudos, pero las mujeres tienen un pequeño trapo hecho de algodón, que tienen delante de sus partes desde el ombligo hasta las rodillas.

          • Martín del Barco Centenera,clérigo español que participó activamente en la conquista y colonización de la región del Río de la Plata. Se le recuerda especialmente por ser el autor del "poema histórico" (el mismo lo denomina así )  Argentina y la Conquista del Río de la Plata ,  en el cual aparece por primera vez el topónimo Argentina  para denominar a esta región.  Hombre de la Iglesia y poeta,  nació en  1535. Quiso conocer la realidad conquistadora y las tribulaciones indígenas en su ambiente natural y se embarca para América  como capellán, en la armada del Adelantado del Río de la Plata, Juan Ortiz de Zárate. Después de casi dos años de navegación, llegó a la cuenca del Río de la Plata a finales de 1573. 
          • Algunos versos  del poema:  Argentina y la Conquista del Río de la Plata  
          [...] La gente que aquí habita en esta parte 
          charruahas se dicen, de gran brío,
          a quien ha repartido el fiero Marte,
          su fuerza, su valor y poderío.
          Lleva entre este gente el estandarte
          delante del cacique, que es su tío,
          Abayubá, mancebo muy lozano,
          y el cacique se nombra zapicano.
          Es gente muy crecida y animosa,
          empero sin labranza y sementera,
          en guerras y batallas belicosas,
          osada y atrevida en gran manera.
          En  siéndoles la parte ya enfadosa
          do viven, la desechan, que de estera
          la casa solamente es fabricada, 
          y así de presto do quieren es mudada.[...]



            •  Antonio Sepp.  Jesuita.Relación de viaje a las Misiones Jesuíticas. 1691                 

            • [...] los hombres tienen casi la altura de los europeos, pero son más regordetes y tienen miembros y piernas más grandes. Las caras se asemejan casi todas entre si, como fundidas en el mismo molde; no son alargadas, sino redondas, no tienen ningún relieve como las nuestras, son son aplastadas y chatas, no negras como el carbón, como los negros africanos, sino castaño oscuro y horribles y mostruosas de ver. En la mano llevan continuamente un arco y un haz de flechas.la  De todos los infieles son ellos los más arrojados y fuertes, los más belicosos y los más dedicados a la nigromacia.Estos son los llamados yaros. Y son aquellos que quisieron matar al santo hombre Antonio Bohm. ... Hoy 23, me tocó otra vez el turno de celebrar la Santa Misa. Una vez hecho, mi Padre Anttonio y yo hicimos una gran gruz y la erigimos sobre una colina. Como representante de mi Santa Provincia grabé en ellas las letras Germania, y tomé posesión de esta pagana tierra, en la gran esperanza de cautivar aquí mismo los corazones de estos salvajes bárbarosn con el estandarte de la Santa Cruz de la Iglesia Cristiana [...]
            • Carta  de los Padres Jesuitas C.Cattaneo y C. Gervasoni. 1729.

              • […] Volviendo a los Charrúas son gente verdaderamente bárbara. Como se exponen casi desnudos a la lluvia y al sol, toman un color bronceado, sus cabelleras de n peinarlas jamás, son tan desgre;adas, que parecen furias. Los principales llevan engastados en el mentón algunos vidrios, piedras o pedazos de lata, y otros, apenas tienen un dedo o dos en la mano, porque acostumbran cortarse una articulación por duelo cada pariente que muere […] pero volviendo a los Jaros(yaros) y Charrúas, hasta ahora no se ha encontrado ningún buen remedio. Concurre todavía no poco a su obstinación , la antipatía que tienen a los españoles, contra los cuales se han defendido valerosamente, conservando su libertad […]

                • Félix de Azara. 1746- 1811. 
                • Viajes por la América Meridional. Tomo II.  Capítulo X .  De los indios salvajes
                • Aunque el hombre sea un ser incomprensible, y sobre todo el hombre salvaje, que no escribe, que habla poco, que se expresa en una lengua desconocida, a la que faltan una multitud de palabras y expresiones, y que no hace hace mas que lo que le imponen las pocas necesidades que experimenta, no obstante, como ésta es la parte principal y más interesante en la descripción de un país, daré aquí algunas observaciones que he hecho sobre un gran número de naciones indias, libres o salvajes, y que no estánni han estado nunca sujetas al imperio español ni a ningún otro. No me he de extender mucho, para evitar el aburrimiento y para no parecereme a los que, por haber visto una media docena de indios en la costa, dan una descripción acaso más completa que la que podrían hacer de sí mismos. [...] Cuando se piensa que los charrúas han dado más que trabajar a los españoles y les han hecho derramar más sangre que los ejércitos de los Incas y de Moctezuma, se creerá sin duda que estos salvajes formen una nación muy numerosa. Debe saberse, sin embargo, que los que existen actualmente, y que nos hacen tan cruel guerra, no forman hoy, seguramente, mas que un cuerpo de unos cuatrocientos guerreros. Para someterlos se han enviado con frecuencia contra ellos más de mil veteranos, ya en masa, ya en diferentes cuerpos, para envolverlos, y se les han dado golpes terribles;pero en fin, es caso es que ellos subsisten y nos han matado mucha gente[...]  


                • Azara viajó a esta región en 1781 en tareas oficiales  de demarcación de límites en cumplimiento de tratados firmados   entre los Reinos de España  y de  Portugal.

                •  Escritos de Dámaso Antonio Larrañaga.
                   Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. Tomo III

                  Noticias sobre los Minuanes. Febrero 2-1813

                  Habiendo llegado de nuevo al campamento (Santa Lucía chico) donde había quedado el coche esperando por caballos y un reparo de que necesitaba, nos fue preciso pasar todo el dia esperando los auxilios para el camino. Con este motivo tuve ocasión de tratar con los Caciques Minuanes que acompañan y aman tiernamente al Gefe de este Exercito: uno de ellos comió con su mujer en la mesa del General, habiendo dejado en su toldería otras dos mujeres suyas, que por lo visto son polígamos. […]Su estatura es procer y muy membrudos; su color Americano o de bronce; su pelo negro, grueso y largo, un poco cortado por la frente; la barba muy  escasa; los ojos negros algún tanto oblicuos y no tan chicos como se ponderan, la cara mas bien es larga que ancha; la frente no muy chica, los dientes bien conservados y muy iguales; boca y labios regulares, nariz un poco aguileña, pies y manos pequeños. En una palabra, nada tienen de monstruosos ni deforme los hombres primitivos del país que ocupamos y que eran los verdaderos dueños de esta campaña […]

                  • Alcides D´Orbigny.  L´Homme americaine.
                  • Naturalista francés. Viajó por Brasil, Uruguay en 1826.
                  • El nombre de Charrúas, conocido desde los primeros tiempos de la conquista de América no es, sin embargo, el único con que esa nación es designada por los historiadores. Creemos, contra la opinión de Azara, que los Minuanes, siempre confundidos por los autores con los Charrúas, no eran más que una tribu. Creemos igualmente que los Yaros, que viven entre los Charrúas y los Minuanes, los Bohanes y los Chanas, sus vecinos, eran también tribus de los Charrúas.[…] Hemos tenido la oportunidad de ver en Montevideo, en 1829, muchos Charrúas, no tienen a pesar de la afirmación de Azara una talla que parece superar en una pulgada a la de los españoles. El más alto que hemos visto, no tenía más de 1 metro y 76 centímetros (5 pies 5 pulgadas) […] los Charrúas habitan exclusivamente las llanuras y comarcas descubiertas. Sus hábitos se parecen mucho a los indios Pampas, continuamente ambulantes. Son guerreros infatigables y no pasan mucho tiempo sin atacar sobre todo a los Cristianaos que los molestan.[…] Matan a todos los hombres y dejan vivos a las mujeres y niños de los haces sus concubinas y esclavos respectivamente. El matrimonio es para los Charrúas un asunto de conveniencia, tanto para el hombre es como para la mujer. La poligamia les es permitida en el sentido de que pueden tomar una mujer cuando la anterior es vieja […]

                    • Noticia sobre los minuanes por el Benedictino Antonio J.Pernetty . 1763
                    • Tomado de la Guerra de los Charrúas en la Banda Oriental  . Eduardo Acosta y Lara.
                    • “Un día que estábamos en la Casa de Gobierno, cuatro indios vinieron a presentarse. Desde que el Gobernador * se apercibió de su llegada, hizo cerrar la puerta de sus habitaciones, y preguntándole nosotros la razón, nos respondió que si ellos entraban, aquellas salas quedarían impregnadas de tufo por ocho días.[…] Estos indios, cuyas viviendas no están alejadas de Montevideo, a lo sumo seis o siete leguas, llegan frecuentemente en grupos para beber vino o aguardiente y traen también a sus mujeres. [...] Los que yo he visto estaban bien conformados, tenían el cuerpo derecho, la pierna y el brazo bien torneados, el pecho ancho, todos los músculos del cuerpo bien definidos. Las mujeres eran bastantes más pequeñas que los hombres, que lucían todos hermosa talla[...]

                              *Se trata del Gobernador Joaquín de Viana o Dom Viana


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                      • Los Charrúas en  la prensa  hoy

                      Salsipuedes, se conmemoró 180º aniversario

                      MONTEVIDEO, 13 Abr (UYPRESS) – Frente al monumento a ‘Los ´ultimo charrúas’ Descendientes y gobierno realizaron acto de recordación.





                      En el marco de las actividades previstas por la Comisión del Bicentenario, se cumplió la conmemoración del 180º aniversario de la acción conocida como “Matanza de Salsipuedes”.

                      El director de Derechos Humanos del MEC, Javier Miranda, reivindicó la memoria de los pueblos originarios mientras que el ministro interino de Desarrollo Social, Lauro Meléndez, dijo que el gobierno se pone al día en esta materia.

                      El acto tuvo lugar junto al monumento a Los últimos charrúas, ubicado en El Prado, de Montevideo. El referido grupo escultórico data de 1938 y representa a Vaimaca, Senaqué, Tacuabé, Guyunusa y su hija Carolina, plasmados en bronce por los artistas Edmundo Prati, Gervasio Furest Muñoz y Enrique Lussich.

                      El homenaje contó con la presencia, entre otros, de jerarcas del gobierno y representantes diplomáticos. Asistieron el ministro interino de Desarrollo Social, Lauro Meléndez; el subsecretario de Industria, Energía y Minería, Edgardo Ortuño; el director de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Javier Miranda y la intendenta de Montevideo, Ana Olivera.

                      La conmemoración se realiza en nuestro país desde hace 21 años. Miranda, quien el fin de semana concurrió a la zona donde tuvo lugar el hecho luctuoso, expresó en breve alocución, la solidaridad de la dependencia a su cargo ante la conmemoración y reivindicó la memoria de los pueblos originarios como un componente importante de los Derechos Humanos.

                      Añadió que este gobierno se está poniendo al día en materia de los derechos de los pueblos originarios, apartándose del discurso y ubicándose en las acciones de derechos.

                      Ley Nº 18.589

                      Desde la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa (ADENCH) se valoró la aprobación de la Ley 18.589, en 2009, que declara el 11 de abril de cada año como “Día de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena”. Lo que constituye, afirmaron, “un necesario ejercicio de la memoria para que no se olvide el genocidio del pueblo charrúa”.

                      Las jornadas incluidas en la programación de actividades de la Comisión del Bicentenario, comenzaron el fin de semana con la Octava Cabalgata hacia Salsipuedes. Ésta partió de Guichón hacia orillas del arroyo homónimo y, en su marcha, pasó por las escuelas rurales No. 17, de Piñera, la No. 18 de Merinos, la No. 60 de Morató y la No. 29 Vaimaca Perú donde se realizaron fogones, entre otras actividades.

                      Además del acto de la víspera en El Prado, la jornada continuó con un evento de carácter cultural en la Plaza Cagancha denominado “1811-1831-2011: Por una Historia sin Impunidad”, y concluyó con la presentación del libro “Genocidio de la Población Charrúa” del investigador Eduardo Picerno en Punto de Encuentro.


                      UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias



                      Sitio de los sucesos. Foto google earth

                      Ubicación del sitio de los sucesos



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                      Algo de lo que dice el pensamiento ilustrado uruguayo


                      Historias de  charrúas

                      Tomado del libro del Antropólogo  Daniel Vidart.
                      El mundo de los Charrúas

                      Salsipuedes

                      • El estado de la campaña en 1830
                      • Los gauchos
                      • Salsipuedes

                      Una de las zonas urticantes de la historia nacional, sobre la cual se pasa a menudo a toda carrera, y eso en el mejor de los casos, pues el silencio ha sido la norma, es la que atañe a los sucesos del año 1831, relacionados con la matanza y destribalización de los charrúas.
                      Los hechos de aquel entonces han sido interpretados, ya como una cruel necesidad, ya como una inútil carnicería. Los admiradores y los enemigos políticos de la figura del General Fructuoso Rivera han contemplado el episodio de Salsipuedes a la luz de los intereses partidarios que, a partir de aquel entonces -el enfrentamiento entre los latentes idearios de los futuros blancos y colorados- se han proyectado a lo largo de todo el acontecer nacional y a cuyo influjo no han podido escapar las evocaciones contemporáneas.
                      De todos modos, los archivos demuestran que en el caso del exterminio de los charrúas no puede atribuirse al brazo ejecutor la responsabilidad total del hecho. Todos los integrantes de la población criolla apoyaban explícita o tácitamente la desaparición de los aborígenes. Rivera fue solamente el gatillo de un arma cargada desde mucho tiempo atrás.
                      Pero el tema de Salsipuedes sigue siendo fértil, porque es polémico por una punta y dialéctico por la otra. Los criollistas, atentos a los argumentos de quienes procuraban pacificar la campaña y velar por la buena marcha de las estancias, aprueban las extremas medidas llevadas a cabo por Fructuoso Rivera en Salsipuedes y por Bernabé Rivera en Mataojo.
                      Contemplado el tema desde un punto de vista pragmático, al margen de los afectos o desafectos que puedan suscitar sus protagonistas, es fácil advertir que, tanto en la historia mundial como en la americana, al producirse el choque de los pueblos civilizados del Occidente con las naciones "bárbaras" o "salvajes", los triunfadores fueron los mejor armados y organizados, lo cual no significa que hayan sido superiores a los vencidos en el orden de las virtudes morales. El destino de los charrúas estaba sellado desde el momento que desembarcaron en América los contingentes hispánicos. La mayoría de los pueblos indígenas fueron rápidamente doblegados por la invasión del Occidente. Otros, como nuestros indígenas, combatieron durante tres siglos contra los ejércitos coloniales antes de ser destruidos por los ejércitos republicanos.
                      El estado de la campaña en 1830

                      Cuando nuestro país asoma a la independencia política y se constituye como Estado en los establecimientos ganaderos situados al norte del río Negro reinaba una situación caótica. Cuereadores clandestinos, cuatreros y melenudos forajidos sin otra ley que la de sus cuchillos, no le iban en zaga a los charrúas, quienes, en constantes correrías tras los ganados "ajenos", que ellos suponían propios, sobresaltaban con sus galopes, robos y golpes de mano a los estancieros y sus peonadas.
                      Rondeau y Lucas Obes advierten en enero de 1830 que debe ponerse coto a "los perversos que hacen la guerra constantemente a los ganados", cuyas fecharías provocan "el clamor penetrante de aquella parte del vecindario que tanto ha merecido de la Patria por sus esfuerzos en la lucha contra el Brasil". En consecuencia. el gobierno debe asegurar "a cada ciudadano la más tranquila fruición de sus propiedades", lo que requiere, de antemano, acabar "con las gavillas" que las devastan. Del mismo modo se propone saber "cuál es la situación de los salvajes llamados charrúas" y averiguar si "es cierto que en sus tolderías se hallan un número considerable de vagos y desertores". Esta providencia señalaba al General Rivera como el encargado de llevar a cabo estas tareas previas a un arreglo general de los campos, a los efectos de su pacificación definitiva.
                      Al igual que Rondeau y Lucas Obes, un mes después, en febrero de 1830 Juan Antonio Lavalleja comunica al Comandante General de armas, Brigadier GeneralFructuoso Riveraque, con relación a los excesos cometidos por los Charrúas", hay que proceder con mano de hierro.
                      Y de imnediato recomienda "altamente al Señor General la más pronta diligencia en la conclusión de este asunto, en el que tanto se interesa el bien general de los habitantes de la Campaña". El tono de esta comunicación no da lugar a dudas: el tiempo de los charrúas toca a su fin. Las figuras prominentes de los gobiernos que se sucederán de aquí en adelante serán solidarias en cuanto a las responsabilidades generadas por el exterminio de aquellos soliviantados indígenas.
                      Las razones del indio y las del pobre suenan -la historia lo demuestra- como campanas de palo. Si bien los ganados que poblaban las enormes estancias, que durante el coloniaje se llamaban "los inconmensurables", alcanzaban para el abastecimiento de todos, aunque la lucha contra el Brasil los había raleado intensamente, dicho argumento no tenía validez jurídica. El derecho de los propietarios de la tierra y sus escasos servidores primaba sobre las necesidades de alimentación y supervivencia de los antiguos dueños del país, condenados al exilio en su propio reino. Esa era la ley impuesta por el hombre blanco y se haría respetar a sangre y fuego, como efectivamente sucedió. Suponer otras conductas es totalmente irreal: la razón de Estado, antes y después de Maquiavelo ha sido inflexible, no importa si justa o injusta.
                      La fuente del derecho es el poder, y eso lo supieron juristas como Kelsen o políticos como Napoleón, Lenin o De Gaulle.

                      Los gauchos

                      Cuando Rivera asume en 1830 la presidencia de nuestro país las estancias cimarronas estaban en crisis. Ladrones de cuero y ganado de todos los pelos se habían adueñado del país interior….
                      Rivera, ya Presidente, abandona Montevideo, delega el poder, y parte tras los bandoleros y los indios. A los primeros, los "gauchos", como se dice en los partes de guerra del propio Garzón, se les redujo, se les quitó los productos de las proficuas cuereadas, se les metió en el cepo y en el calabozo, pero la sangre no llegó al río. A los charrúas, en cambio, se les condenó a la muerte física y a la muerte cultural, más terrible aun que aquella.

                      Salsipuedes

                      Rivera, su sobrino Bernabé, el general Laguna y otros jefes se mueven con sigilo. No es posible luchar frontalmente contra los quinientos charrúas que se diseminaban aun al norte del río Negro. Todavía son temibles enemigos los remanentes de una etnia ayer soberbia y por ese entonces acosada, degradada y debilitada por el contacto con los vicios y enfermedades del hombre blanco, aunque dueña del espacio de los galopes y la estrategia de la supervivencia en un medio cada vez más hostil. Rivera se desplaza como un zorro cauteloso, al par que utiliza un doble discurso, como ahora se dice. Hay que prometerles a los indios el retorno al Paraíso Perdido del área riograndense. Luego es menester reunirlos sin que sospechen las intenciones de los promeseros y a continuación distraerles, ernborracharlos y, mediante un ataque fulminante, acabar con los caciques y los guerreros jóvenes.
                      Sobre la acción de Salsipuedes, acaecida en las puntas del Queguay el 11 de abril de 1831, no existen casi detalles.

                      El diario El Universal, publicado en Montevideo, dice brevemente en su edición del 15 de abril: "Estamos informados de que en el día 10 del corriente ha habido una acción en Salsipuedes, entre los Charrúas y la división del inmediato mando de S.E. el Señor Presidente en campaña, en la cual han sido aquellos completamente destruidos".

                      En realidad, no fueron completamente destruidos. Algunos caciques, desconfiados, no acudieron a la cita. Otros indios, muy pocos, pudieron escapar. Los muertos no fueron los cuarenta que consigna el parte de Rivera ni los miles que los charruistas endilgan a las malas artes de] General. Como antes dije, por ese entonces los charrúas eran alrededor de medio millar. Luego de la acción, breve y mortífera, los viejos, niños, mujeres y algunos combatientes fueron tomados prisioneros y conducidos a la capital. Su destino fue sellado por un etnocidio llevado a cabo con habilidosos procederes, que algunos califican como satánicos y otros como humanitarios.

                      La salida del cuerpo expedicionario a cargo del General Rivera cumplió a cabalidad con sus dos objetivos: terminar con las fechorías de los cuatreros y acabar con los charrúas.
                      Luego del combate, si así se le puede llamar, se difunde un cuidadoso y hasta elegante parte de guerra, fruto de los buenos oficios de un secretario letrado, cuyo contenido no tiene desperdicio alguno, tanto en lo que trasluce su meditada y elusiva sintaxis como en lo que callan sus calculados silencios.


                      • Otras voces y opiniones uruguayas que abordan el tema


                      Uruguay: los primeros desaparecidos
                      Roberto Echavarren

                      "El flamante primer Presidente General Fructuoso Rivera, instado por otros miembros del Superior Gobierno, decidió hacer con ellos un castigo ejemplar. En abril de 1831 se encaminó en persona, rodeado del ejército nacional, hacia la región donde merodeaban los charrúas. Organizó con todo cuidado un operativo de genocidio sin atenuantes. El nacimiento del estado uruguayo coincide con un genocidio. En esa matanza consiste nuestra tradición, aunque no necesariamente nuestro destino como individuos..." (Leer más)  

                      El ocaso del mundo indígena y las formas de integración a la sociedad urbana montevideana
                      Antropólogo Dr. Leonel Cabrera


                      "INTRODUCCIÓN
                      Los procesos de integración intentados a partir de las acciones militares que eliminan definitivamente la sociedad indígena del territorio nacional, encierran distintos aspectos, de singular interés para comprender nuestra conformación sociocultural y nuestra actual valoración del pasado indígena. En 1831 uno de los primeros actos del Gobierno de la joven República será el exterminio de la exigua población indígena “infiel”, sobreviviente dentro del territorio nacional. La desaparición temprana del ‘Charrúa’ -casi al mismo tiempo que surge el Uruguay como país independiente-, lo ubica a éste, en el primer país de América en “superar el problema indígena”. Este acontecimiento a sido tomado como el punto de partida para auto considerarse, muchas veces hasta con orgullo,pensarse y sentirse como un país “europeo”, un “país transplantado” en América(Riberiro, 1975), ignorando casi por completo, el importante mestizaje implícito,en particular en su población rural..."
                      (Leer más)










                      sábado, 2 de abril de 2011

                      De Frankenstein, de Mundo Feliz y de tiempos de Chaplín

                       Aproximación a la Ciencia y sus métodos de investigación


                       Aún cuando la entiendo y sé  extensa para el formato, comparto con aquellos de  ustedes que les interese el tema, y en cierto modo con la única pretensión de abrir discusión,   desgrabación de mi participación en el Ciclo Académico de Otoño, organizado por la Universidad Abierta de Educación no formal de Adultos. Uruguay.
                      En el programa fui invitado a  hacerme cargo del tema Métodos de Investigación, que en su inmensidad, hizo permisible mi interpretación y acomodar temática que en rigor,  reniega de salir  de las aulas  para  exponerla ante   audiencia,  cuya calificada riqueza   , se forma precisamente en y desde su diversidad .

                      Enfoqué  el desafío según mi real saber y entender,  mis pacientes escuchas fueron alimentando los empujes desde la energía  de la  respuesta. No es un texto para el estudio. Porque no fue pensado como tal, ni llevó tampoco tal soberbia.  Es simplemente  un texto  en el cual, y es enfoque abierto a toda polémica,  trato de desacralizar a componente tan importante de la cultura como lo es el conocimiento científico, siempre  próximo, siempre presente  a nuestra vida cotidiana, pero que   en los hechos, en lo que hace a la relación de mutuo conocimiento y entendimiento, en el desarrollo y en la investigación,  está  alejado, pienso que demasiado,  de nosotros, sus usuarios a todo título.

                      Vaya entonces, escaso de pretensiones , pero en honestidad intelectual abierto a toda crítica,  este trabajo  presentación .








                      Universidad Abierta de Educación No formal para Adultos.
                      Ciclo académico de otoño.    1º de abril 2011



                      El tema de hoy, Métodos de Investigación en las Ciencias, hace necesario según me parece , que hablemos de la Ciencia y del conocimiento científico.
                      Voy a comenzar,  como forma de irnos aproximándonos  al tema,   convocando al    pensador austríaco Ludwig Wittgenstein quién en su aforismo número 6.372 de la obra  Tractatus Lógico Philosophicus nos deja la siguiente reflexión:

                      “Asi, los modernos confían en las leyes naturales como en algo inviolable, lo mismo que los antiguos en Dios y en el destino. Y ambos tienen razón y no la tienen; pero los antiguos eran aún más claros, en cuanto reconocían un límite preciso, mientras que en el sistema moderno se quiere aparentar que todo está explicado”

                      Voy a seguir con otro prestigioso epistemólogo francés Pierre Thuiller, autor entre otros del libro: El saber ventrílocuo, y en el cual  se manifiesta de esta manera:

                      “En nuestra cultura, la idea misma de tratar a la ciencia como una realidad cultural, comparable a las demás realidades culturales, tropieza con fuertes resistencias. Hay quienes se sienten molestos y a veces aún escandalizados por todo lo que arriesga al poner en duda el carácter sagrado de la ciencia.”

                      También  recordaré algo que hace años a su primera lectura me conmovió y luego en maduras reflexiones posteriores me trajeron dudas e incertidumbres que, aún hoy , pienso que afortunadamente, llevo conmigo cada vez que emprendo la investigación de  un nuevo objeto de estudio.

                      Retrocedo entonces  a los   tiempos de la Revolución Industrial,  tiempos de la fascinación con la recién llegada tecnología de la electricidad , y  llego  a la  novela gótica  de Mary Shelley:  Frankenstein, el prometo moderno, obra poco comprendida y considerada en el mejor de los casos como ciencia ficción o terror.
                      En realidad encierra un profundo mensaje epistemólogico y ético en lo que refiere a los peligros de toda soberbia, y nos advierte de cuanto este peligro  aumenta al paso  por el mundo científico.
                      Publicada en 1818 , ubica  al protagonista     Dr. Víctor Frankenstein en áspero  diálogo y fuerte  intercambio de reproches con la criatura por el creada a la cual le dice:

                      “¡Monstruo abominable! ¡Demonio del mal! Las torturas del infierno serían demasiado dulces para castigar tus crímenes. ¡Diablo perverso! Me reprochas tu creación. Ven, entonces, acércate para que pueda extinguir la chispa que tan despreocupadamente encendí.” 

                      Es esta  una invitación,  motivarnos a examinar la epistemología de la ciencia a través de todos los tiempos. El nuestro por supuesto. De ahí que protagonizo esto en  el papel de Mary Shelley y su Doctor Víctor Frankenstein, y en el desconsuelo transformado en violencia incontrolable  de la criatura por el creada y devenida rápidamente en monstruo. La claridad de la imagen enfrentada  con muchos acontecimientos contemporáneos me parece por lo menos inquietante.
                      El suave mundo de las humanidades, en contraste con las llamadas ciencias duras de la física, química y otras, siempre ha estado atento y pre- ocupándose cuanta vez a podido de estos aspectos,  muchas veces, quizá demasiadas dejados de lado .
                      La ciencia no debe desarrollarse y estar oculta en gabinetes y ser de  exclusivo discurso entre pares. La ciencia, ya se ha mencionado,  es parte de la cultura. Y en ella y sus consecuencias nos debemos involucrar todos.

                      En lo personal también rescato, entre muchos otros de igual valor , a  intelectuales humanistas  tan preocupados como Shelley y que llegaron después ya en el s.XX  enviando  desde sus obras, fuertes mensajes desde espacios  diversos . Aldoux Huxley y su novela :  Mundo Feliz, mundo de ficción,  imaginado y temido,  en el cual los  seres humanos actúan y viven al interior de una sociedad totalmente controlada por la ciencia , o el inconmensurable Chaplin desde la pantalla de los viejos biógrafos mudos,  en  su película  Tiempos Modernos,  ya en pleno tiempo de   Gran Depresión , con   fuerte crítica social a las maravillas prometidas,  que solamente habían logrado convertir al ser humano,  sumido en la pobreza y en la angustia,  en una pieza anónima  de los engranajes  del industrialismo y el taylorismo .  Son meras invitaciones. Llevan estas obras  la ventaja de estar ahí, al alcance de todos y no en los estantes de lejanas  bibliotecas adustas e ininteligibles muchas veces a nosotros, legos en cuanto al manejo de  temas  que siendo de la vida , se han transformado  en distantes y  complejos.
                      No se los pierdan.

                      Valgan estas alusiones para dar el tono de esta presentación, en la cual si algo pretendo incluir premeditamente,  es un profundo respeto por la ciencia y por todo conocimiento, cuando este se desarrolla y es  logrado desde la rigurosidad del  método y el esfuerzo de  la investigación, con claro compromiso social  y fuerte control epistemológico.

                      Que el mundo bastantes doctores Frankenstein ha sufrido ya, y todos sabemos que las criaturas,  que a veces despiertan los hombres de ciencia , no son fácilmente controlables  una vez encendidas.
                      Methodus, ese viejo concepto ,  desde y con  el cual, los griegos en la antigüedad entendían “un camino por medio del cual aproximarse a lo que debe conocerse” y con el que manejaban y satisfacían  su ansiedad de saber. Hoy, dentro de tal significado, es asimilado el concepto en  modernidad. En tal simple concepción, se encuadra la idea de Método.

                        Es decir, repitiendo a aquellos sabios griegos,  es herramienta válida que utilizamos frente al diseño de cualquiera sea la investigación y/ o la ciencia involucrada. Que ninguna puede obviarlo,  ni tampoco ninguna puede considerar que monopoliza la utilización de  la herramienta.
                      Que ni las llamadas ciencias  “duras” por tratar asuntos  de la naturaleza ni las denominadas  “blandas” por tratar asuntos del hombre , pueden creer , aunque a veces si que  lo hacen, que son al método, algo así como promitentes compradores.
                      El método es afín y necesario a toda investigación en la materia y disciplina que sea y se trate. Constituye la única apuesta sólida a resultados con masa crítica confiable y estatus  de conocimiento científico adquirido.

                      El término Ciencia puede abarcar varios sentidos. Nos ocuparemos hoy en este ciclo,  de  dos,  sujetos a la escasez de tiempo , que estimamos  son más importantes a este encuentro .
                       Uno, el de mayor extensión, hace a que consideremos Ciencia todo aquello que cada época histórica  lo considera como tal y que se legitima desde las instituciones y desde la Cultura.
                      El otro, que podríamos calificar de más preciso en el tiempo, se refiere al conocimiento que poniendo distancia con  la religiosidad , lo divino y la verdad revelada,  aparece a partir de los siglos XVI, XVII y se consolida en el XVIII y adopta como rostros visibles principales a personajes del nivel de Copérnico, Kepler, Galileo, Newton.
                      Después vendrían otros pero estos fueron en muchos sentidos los maestros.

                      Es entonces que opinamos que para   hablar de métodos de investigación, pensamos  imprescindible hablar de su producto, el conocimiento científico.
                      Todo conocimiento es una forma de relacionarse con la realidad, o sea interpretar sus fenómenos.
                      He hecho también ante tema tan amplio y complejo, mi propia opción,  la de  especificar el contenido  de esta mi conversación con ustedes. Hablaré a partir de   Métodos  utilizados por las  Ciencias Sociales en general.
                      Se pueden partir desde dos puntos, desde el conocimiento vulgar o de sentido común empírico de los acontecimientos, o del producto metodológico de investigaciones llevadas adelante por hombres de ciencia o científicos.

                      No todo conocimiento es científico. Depende esto de ciertos requisitos. Alguno de ellos, el carácter crítico,  por ejemplo, es decir, la necesidad de justificar racionalmente y aportar pruebas de verdad, han estado en general siempre presentes, tanto en el mundo antiguo como en el moderno.
                      Basicamente,  en síntesis,  podemos hablar de dos grandes instancias o paradigmas en los cuales ha estado contenida la idea de Ciencia.

                      El pre-moderno, desde la antigüedad llegando a la Edad Media, siendo fundamental a esta etapa el pensamiento aristotélico, en su idea de búsqueda de las causas de los fenómenos, época en la cual la ciencia no ocupaba el lugar de prestigio y jerarquía que luego la modernidad  le concede. Por encima de ella en ese entonces,  se encontraba aquel conocimiento que era capaz de darnos las causas últimas de las cosas. Los griegos le llamaron “metafísica”. O sea más allá de la física.
                      Luego llegarán los tiempos de esta noción de ciencia que de una manera u otra hoy  tenemos y entendemos.
                      Y es el integrar a nuestro pensar  que en ella, en la Ciencia,  está todo el conocimiento y el saber propiamente dicho. Y este es un cambio fundamental:  El poder de la razón apoyada firmemente en el método,  para controlar y transformar la naturaleza.
                      Esto sucede en los siglos s.XVI y XVII y se traslada hasta nuestros días. No puedo omitir decirles que todo esto acerca de que consideramos o no,  conocimiento científico, es asunto de fuertes debates y tensas controversias teóricas.

                      El conocimiento cual forma de vincularse con la realidad, y dicho en forma básica, debe ceñirse a cumplir con rigor etapas en las cuales:

                       describir, explicar y poder predecir.

                      A vía de ejemplificar.
                      Podemos entender que una persona  que desarrolla su vida cotidiana, vive y trabaja en  el campo,  cuando describe las tormentas que le ha tocado vivir, hace relaciones  con la temperatura, los vientos, las formas y colores de las  nubes, el comportamiento de los animales de su entorno en la oportunidad y en base a ello  puede llegar a predecir una tormenta con razonables índices de aciertos.
                      Ha descripto, explicado y predijo. Este es conocimiento de sentido común.
                       El metereólogo  profesional, puede  llegar a conclusiones similares, siguiendo razonamientos que de fondo son también iguales: describe las tormentas que ha presenciado,  desde su saber y sus apoyos técnicos, explica las causas que provocan las mismas y  luego puede predecirla a la luz de su análisis.

                      ¿ Donde radica la diferencia, más allá de los resultados?

                      Radica en la credibilidad y  legitimación. En el campo, sus pares, gente campesina ligada culturalmente al medio rural,  escucharán con atención el   pronóstico  de su vecino. Lo legitima su cultura campesina.
                      Por su parte la sociedad no- rural , en  mucho menor proximidad con los acontecimientos de la naturaleza y sus variables , mirará con desconfianza aquel pronóstico , pero   escucha y acepta el vaticinio del meteorólogo, ya que lo legitiman a sus ojos,  sus estudios, sus títulos y su cargo ya sea en la esfera pública o privada y también  el sitio desde  donde parte su discurso, la prensa, oral, escrita y televisada.

                      Desde la Antropología,  que es mi campo profesional en el mundo de las ciencias, la atención ha estado puesta en pueblos, con o sin historia escrita, hoy el fenómeno se complejiza, ya que sujeto y objeto, es decir investigador y objeto de estudio, pueden estar viviendo la misma realidad cultural o compartiendo el mismo espacio.
                      Esto también nos lleva a ubicar el peso de  nuestra opinión en acercar lo máximo posible , los campos metodológicos y teóricos , con lo empírico. Especialmente porque pensamos que la ideación de tal concepto y su puesta en práctica ha estado desde siempre en la realidad de nuestra disciplina antropológica, construida desde el saber y el conocer de los pioneros de la misma, desde Malinowsky y la soledad angustiante de su carpa en Las Trobiand, a Levi-Strauss en su contacto con el Amazonas y los Nambikwaras, y para no hacer esta lista infinita, a todos los antropólogos que hoy en algún lugar del mundo realizan su trabajo de campo. Observando y participando.

                      Levi-Strauss, estampó en su libro El pensamiento salvaje, que a su juicio la explicación científica, no consiste como se puede creer en reducir lo complejo a lo simple, antes bien, consiste en sustituir con una complejidad comprensible una complejidad que no lo era.

                      En un proceso que abarca las últimas 3 o 4 décadas, las ciencias sociales han ido  configurando una especie de ruptura revoltosa contraria a la idea de claro corte positivista,  que pretendía ver lo social desde las mismas herramientas de las ciencias naturales, como la física o la química. Y por supuesto ,  lograr leyes que establecieran el sueño positivista de que lo social pudiera ordenarse desde leyes y normas tal cual como sucede con aquellas.

                      Afán de medir y generalizar resultados con los cuales toda producción de saber social,  colisionó en el pasado, en algún momento u otro.
                      Esta forma de planteo de la teoría social, provoca inmediata consecuencia y no de menor cuantía. Descarta rápidamente cualquier analogía de la concepción de vida social con la de un organismo de funcionamiento mecánico e inmutable.
                      El proceso no ha sido fácil ni ágil. Es largo el camino recorrido y mucho el esfuerzo desde el positivismo comteano hasta el actual momento en donde metodológicamente se pone énfasis y esfuerzo en dejar las ciencias de la naturaleza y sumirse en las  del espíritu.

                      La vida social, para pensadores como el Antropólogo norteamericano, Clifford Geertz, la cultura que la envuelve y sostiene, pasa a ser :

                       "Un tejido de significantes y significados, plena de símbolos, lejos de tener carácter de ciencia experimental en busca de leyes, la entiende como una ciencia interpretativa en busca siempre de significaciones."

                       Busca sin descanso la Antropología las explicaciones  que surgen de interpretar formas de expresión social que parecen a la primera mirada,  herméticas en su sentido, opacas a la comprensión, mudas al diálogo.

                      He ahí donde se introduce el pensar y ejecutar de métodos y técnicas de la disciplina antropólogica.
                      La revalorización de la condición de sujeto, el antropólogo como investigador, está en un continuo estado de investigación en si mismo. La vieja concepción de la pasividad del observador en los resultados y en el propio objeto de estudio, hoy no solamente ha sido reconsiderada, sino que ha quedado hecha trizas toda ingenua consideración de objetividad y carencia de sesgos, hablemos claro, el contacto es siempre un diálogo de culturas, y en esa dialéctica, ambos ponen sus configuraciones propias.  Es un detalle no menor, que no debe obviarse al análisis.

                      Es bien cierto a su vez, que tampoco ha sido fácil, abandonar el seguro hogar de lo “cuantitativo” para sumirse en los riesgos de las “investigaciones cualitativas”.
                       Vieja polémica que aún tiene vigencia, que podemos remontar a la concepción aristotélica de la comprensión de las causas de los  fenómenos en estudio a la posterior postura de Galileo en  poner el énfasis en la búsqueda de  explicaciones.

                      Dentro de estas pautas se corren ciertos  peligros:

                      •   Uno de ellos es el olvido del esfuerzo que implica el proceso metodológico.
                      •  Que el mismo tiene su propia dinámica inalterable en sus ritmos, sopena de contaminar todo el resultado desde la urgencia.
                      •  Que debe ser necesariamente el producto de un trabajo en profundidad, de análisis en profundidad y contrastado en un seguimiento que en términos de tiempo no permiten ni aceptan economías que no se manifiesten luego en la calidad de los logros.

                      Por tanto, el conocimiento científico,  o sea Ciencia aplicada, implica para su logro entre otras muchas, dos  facultades o elementos que surgen como muy importantes:

                      1.    Ser el fruto de una construcción metódica, que como ya lo hemos dejado entrever, supone recorrer un camino respetando reglas, sin descuidar, y aquí tomo conceptos de ese filósofo y epistemólogo contemporáneo Theodor Adorno, para quién el método es dependiente de lo que se estudia y no de un ideal metodológico en si mismo.

                      2.    Al intento de aprehender el concepto de conocimiento científico y la metodología a través de la cual se obtiene el mismo, implica un cabal entendimiento de cómo concebimos calificar el conocimiento como científico. Desde un punto de vista constructivista, entendemos que el conocimiento es verdaderamente un proceso, un movimiento, que el mismo se modifica y transforma  de forma constante, asuntos estos que no debemos olvidar, que es bueno y de honestidad  intelectual tener presente la calidad de provisorio e incompleto de todo saber o conocimiento, aún cuando en un momento histórico dado pueda ser considerado como el máximo posible de saber.

                      En esta época de globalización es importante tener esto  muy en cuenta lo de cultural que hace al conocimiento , y aún siendo al parecer  de  elemental razonamiento y sentido común elemental, no siempre se le tiene en cuenta, esta condición  y como tal tomamos en préstamo mucho conocimiento  que no nos es necesario y/o conveniente a nuestras estrategias culturales de subsistencia .

                      La ciencia, es parte del proyecto humano desde sus principios como género y especie , con el privilegio del monopolio en la posesión de  pensamiento simbólico, y por tanto la capacidad de fabricar herramientas con las cuales transformar y adecuar la naturaleza a nuestras necesidades. Concebidas como herramienta de producción y dominio de la naturaleza, pero no menor ni poca cosa , también  latente queda ,  que son herramientas que mal utilizadas conducen al  dominio de  los hombres.

                      A modo de final y en la idea de redundar y señalar las preocupaciones que creo debemos tener permanentemente instaladas en nosotros, científicos y ciudadanos, ya que el mundo nos pertenece a todos, les dejo , imaginando la  voz en off de  Lord Byron con su poema :

                      Las tinieblas


                      "Tuve un sueño, que no fue un  sueño.
                      El sol se había extinguido y las estrellas
                      Vagaban a oscuras en el espacio eterno,
                      Sin luz y sin rumbo, y la helada tierra
                      Oscilaba ciega y negra en el aire sin luna.
                      Llegó el alba y pasó y llegó de nuevo sin traer el día"