“Tampoco descuides tu salud,
ten moderación en el comer o el beber,
y en la ejercitación del cuerpo.
Por moderación entiendo
lo que no te haga daño”.
ten moderación en el comer o el beber,
y en la ejercitación del cuerpo.
Por moderación entiendo
lo que no te haga daño”.
Pitágoras. Los versos dorados.
La primera
definición del concepto antropológico de cultura es obra del pensamiento
científico del antropólogo británico Edward Burnett Tylor(1832-1917)autor del
primer libro de antropología general:
“Cultura o civilización, tomadas en su sentido
antropológico más extenso, es ese todo complejo que comprende el conocimiento,
las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y las otras
capacidades o hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la
sociedad.”
Culture primitive. 1871
Los humanos, los Homo
sapiens sapiens, somos biológicamente capaces, en estado de salud, de alimentarnos con un amplio abanico de sustancias presentes
en la naturaleza, provenientes tanto del
mundo animal como del vegetal , tal aptitud
nos convierte en seres omnívoros.
Nada por otra parte, y
que tal cosa no lastime
soberbias , demasiado extraordinario. Compartimos tal capacidad
metabólica con seres tan diversos como: las ratas (Rattus
rattus y otras especies); los cerdos (Sus
scrofa doméstico); las cucarachas ( Periplaneta
americana, entre otras especies) etc.. Pareciera en principio, ser y constituir, una ventaja evolutiva importante.
O sea que junto con
otras especies planetarias llevamos integrada la capacidad de satisfacer
nuestra vital necesidad de nutrientes con un amplio haz de recursos naturales a
explotar y con los cuales desarrollar debidas estrategias de subsistencias para mantener vivo un organismo de principio
muy demandante, que tampoco se caracteriza por su bajo consumo en la relación input – output de materia al momento de su necesidad y demanda de energía
, suma a su ineficiente sistema de procesamiento
de los mismos generando una importante cantidad de desechos orgánicos.
No seríamos como
especie, mirados desde
este punto de vista un buen diseño .
Es así entonces que la
especie en sus tiempos de caza y recolecta, deambuló de aquí para allá, no en
procura de divertimento o solaz, como pueden hacer sus individuos hoy al
canalizar tiempos ociosos en deportes tan extraños como matar elefantes,
sino en esfuerzo esencial y vital a
mantenerse vivos para lo cual debe procurar esa mínima imprescindible cantidad de materia comestible y agua
diariamente necesaria, con la demanda de energía a los efectos , que hacía de vida o muerte la eficiencia en la recolección y caza de los
insumos , teniendo muy en cuenta, el gasto energético superviniente del mero hecho de obtenerlos. Así de simple, principio que no
es ausente en los avatares de la vida
cotidiana moderna.
Diría que mirados desde
la objetivad y el “extrañamiento”, es decir enrareciendo lo cotidiano, veremos que nuestros
comportamientos diarios, los de este Homo llamado moderno, en casi su mayoría, exceptuando los del mundo
simbólico, se reducen a satisfacer
nuestra hambre y todo el enorme universo de consecuencias que esto significa.
También es bueno de
aclarar, que existen en la naturaleza muchas sustancias que serían desde una
óptica biológica, perfectamente comestibles, sin embargo son desechadas por el
hombre.
Por distintas razones.
Pero todas ellas vinculadas a ese sendero de comportamientos que en su
diversidad tiene infinitas bifurcaciones y que llamamos Cultura.
Es decir, algunas
sociedades desarrollan hábitos de alimentación en el cual comen y se nutren con lo que otras sociedades aborrecen y abominan.
A vía de ejemplo, tengan
por seguro , que no figuran por el momento en mi dieta ni en la de nadie que
conozca personalmente, las
tarántulas gigantes Goliath o tarántula
pajarera (Teraphosa blondii) de las
selvas ecuatoriales del norte de Sudamérica (Brasil y Venezuela), festín proteico sin embargo, para los pueblos de caza y recolecta que allí
habitan, entre ellos los Yanomami
que tienen el recurso, como un importante componente de su dieta especializando a niños y mujeres en su captura.
Bien conocida son las
evitaciones- ya hablaremos de sus por qué- de colectividades religiosas en relación a la carne vacuna y la carne de cerdo. Y son millones de
personas en el mundo.
A veces no nos preguntamos
demasiado porque no comemos carne de caballo. Nuestros ancestros bien que la
disfrutaron, hasta el extremo de que llevaron a la especie nativa americana a
la extinción. La especie que hoy se cría y se utiliza para trabajos en nuestros
campos o para actividades deportivas (Equus ferus caballus), es exótica a nuestra
fauna, fue domesticada en el viejo
continente desde donde llega a estas tierras como animal de transporte y carga en
tiempos de la conquista.
Comido el caballo
doméstico en otras sociedades , Rusia constituye uno de nuestros más grandes importadores de carne
equina con destino al consumo humano, por estas tierras sin embargo, es recurso culturalmente
evitado como alimento y totalmente
ausente de la gastronomía uruguaya.
La Antropología y los
antropólogos, mucho han reflexionado, discurrido y meditado acerca de las respuestas posibles a tan grande diversidad en los hábitos
alimenticios y gustos culinarios de los pueblos.
Sin pensar, sería
impensable, establecer aquí una teoría común a todas las escuelas
antropológicas y a sus principales actores en lo que hace a este tema, si
podemos establecer tendencias.
Para algunos, entre
ellos los integrantes de la escuela
francesa y Claude Levi-Strauss ( 1908-2009) estructuralista al fin, piensa que
la comida, ese complejo compuesto de
significados y símbolos culturales implican a su opinión:
Alimentar en principio la mente
colectiva, antes de poder ser admitida en un estómago vacío.
Lo cual más o menos sería traducible a afirmar que la comida no es
exclusivamente un asunto de nutrición. A
que se come lo que se come, no por conveniente, bueno, ni práctico, ni porque
su sabor sea bueno.
Según
este autor, y dedica a esto parte importante de su obra mayor : Mitológicas . Lo crudo y lo cocido, Maneras de mesa y otros, la explicación a lo que se come, está más allá
de la índole de los alimentos, se encuentran más bién en las estructuras de
pensamiento de tales pueblos.
Otros, para el caso el antropólogo norteamericano
Marvin Harris (1927-2001) desde su
Materialismo Cultural, estima que la gente come lo que come, por razones
prácticas y explicables. En sus palabras, la gente, nosotros, elegimos nuestros
alimentos, dentro de un modelo cultural que nos esperó al nacer con tal oferta
gastronómica, pero detrás de la cual, lo bueno para comer son aquellos
alimentos que presentan una relación costo beneficios prácticos , mejores que
los alimentos que se evitan. O sea que poco espacio a los caprichos.
A título de ejemplo
práctico, explicitamos que la ecuación de inversión-ganancia de energía necesaria para obtener y procesar un alimento, debe ser necesariamente
positiva . No puede gastarse lo mismo o más energía que la que se obtendrá con
el producto. Esto es igual para un cazador recolector que para un agricultor.
Debe cosechar más de lo que planta o por lo menos la misma cantidad. Otra cosa
compromete la vida del individuo y del grupo, sería el principio del fin.
Al fin pero no menos
importante, damos la aclaración que estamos hablando de lo que Pierre Bourdieu
(1930- 2002), prestigioso pensador francés, llamaría “comida de necesidad”, en su obra La Distinción o sea aquella dieta que se lleva adelante
para sobrevivir y ser funcional al tipo de vida que se desarrolla y en la cual solamente
en forma marginal intervienen valores superfluos a los valores nutricionales de
la comida. Totalmente distinta a aquella dieta llevada adelante por la clase
económicamente pudiente, en donde son otros los valores que intervienen al
momento de seleccionar los comestibles y el menú y que el mismo autor califica
de “comida distinguida o burguesa”.
En adelanto de síntesis
a los límites de este breve texto, podemos afirmar, que los asuntos del comer,
están directamente vinculados y absolutamente manejados desde la Cultura de
cada pueblo.
Lo del título:
ha sido
un largo viaje el llevado adelante por la especie humana, desde sus tiempos de
carroñeo y azarosos días de hambre a satisfacer, hasta la actualidad , en la
que si bien las necesidades son las
mismas, son en cambio tiempos de
apetitos, de gustos exóticos , de glamour de mesa y
gastronomías. En fin, en muchos casos, tiempos egoístas, que no son tiempos igualitarios y de reciprocidad, son tiempos
de despilfarros y desperdicios
innecesarios.
Hasta la próxima.
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