A veces desde su misma obviedad, llega y nos sorprende vernos protagonistas, a uno u otro rol, a uno y otro título, con excepción claro , del de muerto, gestionando y administrando asuntos de la muerte, que hecho social al fin, es asunto y gestión administrarlo desde el mundo de los vivos.
Es asunto sino vivido, visualizado diariamente y que en muchas de sus manifestaciones sale del mundo de lo privado y se hace público. Participamos de ello aún sin demasiado darnos cuenta. Desde nuestra mirada respetuosa y algunos cristianas señal de la cruz que aún se observa al paso de los cortejos fúnebres, caravana explícitamente hecha dolorida y florida de cadáver cada vez mas lejano y ausente. Recibimos diariamente desde los modernos tambores tecnológicos , avisos de muerte e invitaciones a rituales fúnebres que llamamos necrológicas. Tanatos , hijo de la Noche y gemelo del Sueño era su representación divina en la cosmovisión griega y es un tanto extraña a nuestras ideas, el que fuere representado por un joven alado. Nuestro imaginario lo ve diferente y no joven precisamente .
El modelo cultural predominante por estas tierras de pueblos trasplantados, es fuertemente occidental y fuertemente influido por las religiones de los grandes libros; tenemos una idea amén de angustiosa, temerosa de la muerte, de la propia, y de la del Otro. Todas las culturas conocidas , también las prehistóricas, concedieron a sus distintas funebrias especial y específica consideración. Desde los tempranos tiempos del género Homo, enterraron. Que como sabemos es lo que es. Cavar tumbas y acondicionar los cuerpos. Negarlo a todo festín carroñero. Ni cuerpo ni alma. Es casi fundante a la adquisición de pensamiento simbólico . Las ceremonias, rituales, la conformación de los duelos, sus protagonistas y agonistas, en fin todas las consecuencias que al interior de cada cultura se desatan desde la muerte de un individuo, son innumerables, desde su riqueza y complejidad. Su análisis escapa tanto a las ambiciones de esta reflexión como a lo que la convoca y provoca.
Sin que importe demasiado, quizás nada, cual sea individualmente el sentimiento , la noticia que llega acerca del nuevo futuro pronosticado a lo que físicamente queda de José Artigas, fundador a un título u otro de ésta identidad de nación que hoy nos damos, nos conmueve e involucra . Pretendemos darle una mirada desde la antropología.
Muchas culturas tienen por válido que allí donde se entierra nuestro ombligo, también debería regresarse y enterrarse nuestro cráneo. Es simbólicamente mis propias fantasías recreando mi muerte. Tarea de los vivos. Esto supone muchas veces un entierro secundario. A veces provocado. A veces producto y consecuencia de las circunstancias de muerte. Mucho de esto saben aquellos pueblos que envían sus guerreros a tierras lejanas. La tecnología hoy ha simplificado el proceso, puede que también lo haya desculturalizado, pero en esencia el cadáver y su regreso a casa, su presencia material en ceremoniales y rituales fúnebres, sigue movilizando muy fuerte todo ceremonial de duelo , dándole contenidos y continentando. Es rasgo cultural universal.Es necesidad de los vivos de recuperar los cuerpos de sus muertos. Bien lo entendió así, el propio Aquiles cediendo desde su ira al dolor de padre devolviendo lo que era su despojo el cadáver de Héctor . Bien lo entiende sociedades como las nuestras conviviendo con el dolor de los familiares de detenidos desaparecidos.
La pregunta ronda en la reflexión antropológica , llegando desde el cotidiano . Nuestro “gran hombre”, quizás el único de dimensión a todo el colectivo de la nación, ¿ Artigas, en todas sus dimensiones, es que no ha tenido aún los rituales y ceremonias fúnebres que su status de Jefe requiere? No han sido estos suficientemente propiciatorios para que descanse en paz? ¿No han llorado o no lo han hecho aún en cantidad y calidad suficientes quienes debemos llorarlo? ¿No hemos quemado en la pira fúnebre lo que debíamos? No le han acompañado sus armas preferidas? ¿Su caballo de guerra ni sus mujeres preferidas? ¿ No se han realizado suficientes sacrificios a los dioses en que uno y otros crean? ¿ Está su alma en pena? ¿Vive en ira y sin descanso ni armonía en el más allá? ¿No lo acompañan en sus correrías sus perros cimarrones? ¿ Nos pide su memoria un nuevo campo santo?
Son todas preguntas, trataré de contestarme con la ayuda de ustedes. Quizás, es muy probable, que también acudan a mi consulta, el saber místico de aymaras y abipones, wichis y moscovíes, aches y guaranies y desde su visión esclarecida me iluminen. Ellos bien lo saben. Los muertos son eternos. Todo lo vivo es efímero.
(Fuente video: www.canal10.com.uy)
Uruguayensis: me parece bueno el esfuerzo. estaremos en contacto. Adelante. juan darién
ResponderEliminarJulio! Muy bueno! Muy interesante!
ResponderEliminarAbrazos!
Marcelo y Yanina
Yo sabía que se podían encontrar cosas interesantes en internet.
ResponderEliminarNo voy a contestar las preguntas ahora, me voy a tomar mi tiempo para releer y ordenar mis pensamientos, además de refrescar la memoria en cuanto al hecho.
Lamento no servir de ayuda.
Saludos.