domingo, 19 de mayo de 2013

De volar , de aviones guerreros , de Ícaros y Minotauros



Días atrás ,  la  tarde del cielo montevideano de domingo, azul y brillante, se llenó de aviones. Por fortuna, si bien eran todos ellos, máquinas de volar  pensadas y construidas para la guerra, atravesaban en estas circunstacias el cielo haciendo figuras  de un lado a otro, en  son de paz. Se festejaba el Día de la Fuerza Aérea Uruguaya.




Eran multicolores, multinacionales y por tanto supongo multiculturales. Debajo, contra el Plata, ancho río como mar, miles de personas de todas las edades,forzaban  sus cervícales mirando el cielo, y en este hoy, donde el capturar  la  imágen, superpone y antepone el  tiempo de fotografiar a cualquier otro tiempo, con cámaras  cada día más independientes - es decir en lenguaje de manual de usuario -, más automáticas, es decir, cada vez más independientes de todo acto cognitivo ,  emocional y creativo  de su  portador, por supuesto entonces  que la metralla que  no llegó del cielo, llegó de la tierra, en secuencias de ráfagas ininterrumpidas de fotografías ,vida fugaz ,  un  estuve allí,  mostrar lo  ya mostrado otras  una y mil veces, en fin,  para los archivos, para ser olvidadas, para vaya a saber que cosas, porque, amante de la fotografía al fin, como lo soy desde los años heróicos de las películas de nitrato de plata y etcs. , se que al igual que casi todas las cosas  de nuestro mundo simbólico, o sea del ser , lo mucho, se acerca siempre a lo demasiado, y este demasiado se construye y transforma  casi que magicamente,  casi siempre en nada. 







Lo que quería compartir, socializar con ustedes, como es hoy  de buen decir   ,  por supuesto que con mi cámara fotográfica a cuestas, subí  la alta  azotea del edificio en el cual vivo, y maravillado,  por ese paisaje espléndido de sol,  de cielo azul y  aire suave cargado  de olores del mar cercano, pronto aquellos avioncitos pequeños en el cielo, intrépidos subiendo y subiendo buscando el cielo profundo, me trajeron, a mi que poco o nada me cuesta dar con mi pensamiento inopinadas   vueltas de carnero , empecé a discurrir y casi que realmente pude  ver en aquel paisaje otra vez a Icaro , a Dédalos su padre , buscando escapar no tan solo del aterrador Minotauro,  al fin de cuentas criatura  inocente, sinó de su carcelero.









Pensé y pido modesto crédito en cuanto a darles seguridad de  no estar plantéandome interrogantes  obvias e ingenuas, inútiles,  ignorantes y ajenas al contexto de una realidad cotidiana, que basta  solamente con los  titulares de los medios para que nos atropelle con todo  el bestiario que acompaña la guerra y  sus actuales perversos eufemismo que intentan banalizar la muerte y la  destrucción :

 ¿ porqué aceptamos con tanta naturalidad todos estos acrobáticos  aprontes, no precisamente lúdicos o circenses,  necesariamente  aprontes de guerra? 

¿Porqué los humanos aceptamos como natural que las armas, de antiguo herramientas de caza, sean letales y eficientes  instrumentos de muerte a nuestros congéneres?   







En concreto: ¿porqué tanta gente desde apariencias  normalmente buenas, miran extasiada un cielo poblado de instrumentos ,  que aunque mudos hoy y aquí, no tan lejos de nosotros, en el tiempo y en el espacio, son idénticos a los que  obligan a  otras gentes a aprender el nuevo saber:  mirando  el cielo e  identificando  a tiempo los sonidos  lograr  cierta certeza de donde caerán  las bombas arrojadas desde uno de estos vehículos de volar inventados por el hombre,  y eso significa simplemente  la diferencia entre la vida y la muerte. 




¿Desde que  extraña fascinación  atrapa esta estética tecnológica de la muerte? 
¿Cuáles son los laberintos en los que se desorienta y pierde la especie?
¿Cuáles son los minotauros que allí en amenaza se cobijan y los defienden?







1 comentario:

  1. Uf, Julio, qué difíciles interrogantes!!!
    Por lo demás que bonitas fotografías, qué hermoso cielo montevidiano!!!
    Te mando un abrazo amigo!!!!!

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Muchas gracias
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